Texto 4

Yo esperaba un milagro de aquellos que se cuentan en los libros, tal vez siempre viva esperando un sueño que llegue de la nada y me despoje de cada miseria. He aprendido que las noches son tan largas como para encontrarte en mis sueños y la taza de café tan pequeña que no logra despojarte de los mismos.

He contado todas las estrellas y cuando llegó a un millón no recuerdo cual había contado antes. Vivo de amor y nadie me ama, leo libros cuando viajo y la carretera es mil veces más chica que el último verso.

Sé que existo pero a veces no sé ni mi nombre, tal vez estoy condenado a vagar solo, con nada más que la sombra de mi propio amor con este hueco en el pecho, donde las aves tejen su nido quizá alguien se asombre con mi vida aunque en realidad no debería. Total somos humanos cometemos errores y estamos diseñados para de vivir de ilusiones…

Si Yo Fuera Poeta

Si yo fuera poeta tendría palabras para decir "te amo"
Tendría versos alineados para mostrar mi querer
Tendría prosa y ritmo para ordenar mi corazón.

Pero yo no soy poeta
Solo soy materia viva pensante
Pero mi único pensamiento ordenado eres tú
Solo soy moléculas en constante movimiento
Pero lo que me mueve el piso eres tú.

No soy poeta porque no te puedo crear
Pero soy admirador de la poesía
No me canso de verte, pensarte y leerte
Pero si, solo por hoy seré poeta
Porque solo hoy crearé estas palabras:
TE AMO.

Texto 3

Había desesperación en aquellos ojos, poca sensatez, ira y celos.

Todos esos factores que te dicen: «Aléjate de ella». Al igual que con la bebida, eso nunca sucedió, supongo que nunca me quise, siempre buscaba formas de acabar conmigo mismo, como un suicida del alma, como un poeta sin imaginación, como yo sin ti…. o sin la bebida. Lo único más peligroso que este patético joven ebrio, es este mismo patético joven sobrio, pues de mis delirios más grandes han salido mis mejores obras, tú, por ejemplo. Tal vez por eso paso tanto tiempo pensándote, bebiendo y escribiendo, para ver que se termina más rápido, la cerveza o tu ausencia. Sin embargo, he de decir que no. No, querida, no me encuentro tan solo, estoy yo y las promesas que nunca cumpliste y aunque bien no son tan cálidas como tu compañía, me recuerdan incesantemente que hice bien al dejarte ir.

Hay un punto en el que la soledad te sienta bien, un punto medio habita entre el olvido y el recuerdo, un maldito punto medio que termina siendo un punto final…

Solitario

No sé siquiera como llegue a este parque de mierda, de seguro estaba con una chica, debí haberla besado hasta que de la boca le saliese sangre y tocarle el cuerpo hasta sentir sus huesos en mis manos como cuerdas de guitarra.

No encuentro otra explicación, solo sé que me encuentro aquí sentado con unos cuantos cigarrillos y algo así como una felicidad defectuosa que se quiebra con el primer temblor del mundo de la realidad.

Mis manos han conocido diferentes tipos de senos, he tocado el mundo de la perversión al recorrer mis manos por un par de piernas de mujer…. “Eres poeta, necesitas el dolor más que un bolígrafo y una hoja de papel”, me dijo una de ellas mientras reposábamos en la cama después de un polvo sin amor, quizá sea verdad, quizá no lo sea, en tal caso de lo que si estoy seguro es que necesito un par de cigarrillos y una buena mujer. Ya sabes, de esas que te chupan el alma por los oídos y te succionan amor por la entrepierna ¿En dónde está ella? La estoy esperando, puede ser que la espere un par de minutos más en esta banca fría y húmeda o quizá la espere en el mismo sueño de todas las noches, mujer, si lees esto te estoy esperando, cuando vengas a mi ven completamente desnuda, no descubierta del cuerpo, sino abierta del alma, de ser, de espíritu.

¡Ah! Y procura traer cigarrillos, los míos no creo que me alcancen la eternidad de tiempo que quizá te deba esperar.

El Arquetipo de Ícaro

¿Quién soy yo para jugar a querer volar? Un simple mortal que al estilo de Ícaro pretendía llegar al sol. Aquel que te ofrecía sus alas rotas acompañadas de una taza de café amargo todas las mañanas.

En palabras del mismísimo Neruda: «Para tu libertad bastan mis alas». Está frase la has tomado muy literal que al huir arrancaste mis extremidades superiores junto con un trozo de mi espina dorsal, impediste que planeara y provocando una caída en picada.

Estás palabras no son de odio, son de amor… Sí, del inicio de un cariño hacía mi propia persona, provocando que surgiera de nuevo de entre los escombros de un templo derribado, de entre el carbón de un hogar reducido a cenizas, de las cuales como ave fénix iniciaría una vida entre las nubes y el viento.

Siempre olvido que no nací siendo un ave, así que la libertad de los cielos se la dejo a ellas mientras que yo aprenderé a vivir en la tierra, siempre un paso a la vez, un pie delante del otro.

Texto 2

No me gusta ya caminar por estas calles por no llenarme las suelas de recuerdos. Dejaría tantas primeras veces en la alfombra que me sentiría sitiado. Sería como volver al parque de los niños donde los columpios juegan solos y se oxidan se mueren colgados en cadenas de tristeza; volver al parque donde los pájaros se han ido donde ya nadie escala los árboles, ni nada en la tierra. Creo haber escuchado en el silencio de mi calle las bicicletas y patines de cuando era niño sólo que no di la vuelta por no ocultar con mi sombra al niño que seguiré siendo ahí, en ese momento. No, no me gusta salir ya de casa, en cada cuadra encuentro risas, anécdotas, silencios, luz de faroles, olor a comida de casas ajenas, el camino a la fuente que siempre está seca y la iglesia en la que nunca creí. No me gusta ya encontrarme las calles solas, las esquinas sin mi gente, sin su risa; caminar con mi sombra solitaria entre la tierra y ser un extraño para las nuevas voces, las nuevas reglas. No quiero ver las casas que visité deshabitadas, no quiero llamar a un timbre sin estar seguro. No quisiera ver de nuevo los manzanos secarse, no, los quiero ver florear. Me resulta difícil encontrarme varado, creo que es tiempo de cambiar el rumbo, subir las velas y buscar la roca para encallar y al mismo tiempo salvarme.

Texto 1

 

Ésta, es una muy extraña realidad para enfrentarla… Y bien a bien no sé si quiero hacerlo, no tengo las armas para ello, al parecer mis letras no funcionan como munición, mis aviones de papel se queman apenas despegan, solo quiero quedarme en esta trinchera, que mi fusil me abrase, cantándome sus nanas, mientras las bombas caen sobre mis sueños.

Los cuerpos inertes, que me rodean adornan el paisaje de este holocausto, sueños rotos, paisajes áridos de negra tierra, esperanzas putrefactas, lo único que queda como vestigios de una época en donde el romanticismo se respiraba en el aire.

Saco la cabeza de este agujero, me digo… si es que mis letras no son de utilidad, debería arrancarme el corazón del pecho, usarlo como granada, aún  queda algo de amor en él,  tal vez, la metralla logre tocar algunas almas o quizá, deba verter mi sangre sobre la tierra para que las flores crezcan, para que aquellos cuerpos inertes posean algo de vida que sus raíces se enreden como pulpos por sus huesos floreciendo desde sus entrañas…